Vos sabés, a veces, muy de cuando en cuando, sobre todo cuando termino de perder el optimismo, pienso en los domingos como esas noches de las que uno no se acuerda nada, y no obstante uno se avergüenza. Y es ahí cuando los domingos me duelen. No sé si me expliqué bien.
A mí, los domingos ya no me duelen, sino cuando terminan. Aunque en alguna época sí sufrí por (todos) ellos. Hoy me duelen más los días "sin nombre", esos que no se distinguen unos de los otros.
Me dio mucha alegria volver a leerte y comprobar, casi cinco años después, que sigues en pleno vuelo.
A veces soy la que sale corriendo consumida por el miedo o desarmada por el calor, desalmada por la sensación de levedad que me habita...
De agosto cuando se está acabando, de gata como la más de todas, de andar por los tejados y ronronear tan fuerte como me lo permita la almohada que me cobija... de mantenerme alerta, atenta, a cargo, sabiendo que en alguna esquina me doblan la mano...
De alto y bajo vuelo, de noche más que día... de sol por la ventana y de mar, siempre de mar, aunque sea de una ventana o un mirador a la orilla del camino, de playas rocosas y marea alta...
de largas noches y hermosas velas.
4 comentarios:
Vos sabés, a veces, muy de cuando en cuando, sobre todo cuando termino de perder el optimismo, pienso en los domingos como esas noches de las que uno no se acuerda nada, y no obstante uno se avergüenza. Y es ahí cuando los domingos me duelen. No sé si me expliqué bien.
Sí, los domingos suelen doler.. Solo hay que saber llegar hasta el lunes. Saludos =) me agradó leerte.
A mí, los domingos ya no me duelen, sino cuando terminan. Aunque en alguna época sí sufrí por (todos) ellos. Hoy me duelen más los días "sin nombre", esos que no se distinguen unos de los otros.
Me dio mucha alegria volver a leerte y comprobar, casi cinco años después, que sigues en pleno vuelo.
Yo le llamaba mal de domingo, era el reinicio de otro lunes que solo quería que pasara...
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